Menu
1969
La locomotora #8 aún estaba en actividad en Bogotá, según la fotografía más antigua que se conoce de ella. Sin embargo, ya para ese entonces llevaba dos años olvidada en los patios ferroviarios, aparentemente destinada al desguace.
2010
El destino de la #8 comenzó a cambiar cuando Eduardo Rodríguez, líder de Turistren, le propuso a Steve Cossey la idea de restaurar una de las locomotoras abandonadas en la Estación de Sabana. Eduardo soñaba con devolverle la vida a estas máquinas, y encontró en Steve a un aliado con la pasión y los recursos necesarios para afrontar el desafío.
Abril de 2011
Los trabajos de restauración comenzaron formalmente. La locomotora #8 fue trasladada desde el lugar donde se encontraba abandonada hasta los talleres ferroviarios. Allí, inició un meticuloso proceso de desmontaje, dejando expuesta su caldera y chasis, que llevaban años acumulando óxido.
Septiembre de 2011
Tras meses de trabajo inicial, la estructura principal de la locomotora fue sometida a un proceso de limpieza con chorro de arena. Este momento marcó un hito importante en la restauración, dejando la máquina lista para los pasos siguientes y devolviendo algo de su antiguo esplendor.
Abril de 2011
El proyecto de restauración avanzó con el traslado definitivo de la locomotora #8 a los talleres ferroviarios. Allí, una cuadrilla de ocho ingenieros, liderados por Federico Reynales, se dedicó por completo a devolverle la vida a esta joya ferroviaria.
Junio de 2011 – Octubre de 2012
Durante 14 meses, el equipo enfrentó desafíos técnicos significativos:
5 de junio de 2012
La locomotora #8 volvió a funcionar por primera vez en décadas, marcando un hito emocionante en su restauración.
5 de julio de 2012
La #8 realizó su recorrido inaugural desde la Estación Sabana en Bogotá hasta La Caro. Este evento no solo fue un éxito técnico, sino también un momento simbólico que unió el pasado y el presente del ferrocarril colombiano.
Octubre de 2012
La restauración se completó oficialmente. A partir de esta fecha entró en operación y fue utilizada para realizar viajes turísticos, escolares, privados y charters, con la mala suerte que en ese momento inició la transición de Turistren de usar maquinas a vapor a utilizar maquinas diesel, lo cual relegó la #8 a realizar viajes solo cuando Steve visitaba el país, es decir, casi un viaje por año. Fue así como en el año 2016, la #8, volvió a quedar a merced del sol y del agua, en el total abandono en la estación de La Sabana.
La historia de la Locomotora #8: El resurgir de un sueño.
21 de julio de 2021
José Molina pasó por segunda vez en su vida el icónico Túnel de La Quiebra, un lugar cargado de historia ferroviaria. Su primer cruce ocurrió más de 30 años atrás, en los días de gloria del Ferrocarril de Antioquia, que era entonces el principal medio de transporte del departamento. Esta vez, su viaje fue en motorrodillos, vehículos improvisados pero funcionales, que los habitantes y turistas han usado en años recientes para recorrer los antiguos rieles.
Acompañado de sus cuatro hijos en ese entonces, Mariangel, Cristobal, Isaac y Ezequiel, José vivió una experiencia que cambiaría su perspectiva para siempre. En medio del túnel, el motorrodillo quedó sin luz, sumiéndolos en una oscuridad absoluta. La tensión creció cuando su hijo menor, Ezequiel, de apenas siete años, le gritó: “Papá, tengo miedo”. Sin poder escucharlo claramente debido al ruido de los rieles, José intentó calmarlo, aunque él mismo estaba igual o más asustado. Al salir finalmente del túnel, los gritos de alegría y emoción de sus hijos le dejaron una profunda impresión. Para ellos, había sido una aventura inolvidable; para José, un momento de reflexión. Entendió que el túnel y su historia tenían un potencial que merecía ser explorado y compartido.
La visita de un inglés y el renacer de una idea
Poco después, José se enteró de que un inglés visitaría la región para recorrer lo que quedaba de los antiguos tramos del ferrocarril. Sin pensarlo dos veces, se ofreció para recibirlo y mostrarle la riqueza histórica y cultural del Nordeste antioqueño. Ese inglés era Steve Cossey, el mismo hombre que en 2011 había liderado la primera restauración de la Locomotora #8.
Durante el recorrido, nació una amistad entre José y Steve, basada en su amor compartido por los trenes y su admiración por el legado ferroviario. Fue en esos encuentros donde surgió la idea de traer de vuelta a la #8 y, con ella, el espíritu del ferrocarril en esta región. Inicialmente, Steve propuso vender el 50% de la locomotora, pero los altos costos y la falta de vías férreas activas hicieron que este plan no fuera viable. José, sin desanimarse, insistió hasta lograr un acuerdo: Steve le entregó la Locomotora #8 en comodato por 20 años.
Un nuevo rumbo para el proyecto
Con este logro, el proyecto cobró una nueva dimensión. La locomotora se convirtió en un símbolo de esperanza y revitalización para la región. Personas y empresas comenzaron a interesarse en la iniciativa, aportando ideas y recursos. José Molina hace un especial reconocimiento al Ingeniero Ricardo López Lombana, cuya visión y compromiso han sido fundamentales para convertir el Nordeste en un polo de desarrollo; a Ignacio Mira “Kali”, alcalde de Santo Domingo, y a Lina María Correa, alcaldesa de Cisneros, por su disposición y trabajo para fortalecer el turismo en la región y a Carlos Andres Rojas, ex alcalde de Cisneros, quien motivado por la transformación del nordeste apoyó desde el inicio este gran sueño.
4 de noviembre de 2023
Finalmente, la Locomotora #8 fue trasladada a los talleres de MINCIVIL para iniciar una nueva etapa de restauración. Este proceso no solo busca devolverle su esplendor, sino también convertirla en un ícono vivo del pasado y un motor para el desarrollo cultural y turístico del Nordeste antioqueño.
La historia de la Locomotora #8: Segunda restauración
Mediados de enero de 2024
La Locomotora #8 llegó a los talleres de MINCIVIL para su segunda restauración, marcando un nuevo capítulo en su historia. En esta ocasión, el equipo encargado estuvo conformado por tres expertos: Juan Pablo Guevara, Pablo Higuita y Gerson Valbuena. Durante cinco meses, el equipo trabajó con dedicación y precisión para devolverle a esta joya ferroviaria su esplendor.
Las labores de restauración
El proceso fue exhaustivo y abarcó desde reparaciones estructurales hasta ajustes mecánicos. Entre las principales intervenciones se incluyeron:
Mayo de 2024
Tras cinco intensos meses, la locomotora estuvo lista, aunque las labores no terminaron ahí. El equipo continuó realizando visitas periódicas para afinar detalles y garantizar que cada componente funcionara perfectamente.
Esta restauración no solo fue un esfuerzo técnico sino también un acto de compromiso y amor por el legado ferroviario. La Locomotora #8, ahora renovada, representa la fuerza y dedicación de quienes creen en el valor de nuestra historia.
La Locomotora #8: Un sueño hecho realidad gracias al esfuerzo colectivo
El renacer de la Locomotora #8 no habría sido posible sin el aporte, compromiso y pasión de múltiples actores que hicieron suyo este sueño. Este es un logro colectivo que simboliza el amor por la historia ferroviaria y el deseo de revitalizar el legado del tren en la región del Nordeste antioqueño.
En primer lugar, la Concesión Vías del Nus (VINUS) desempeñó un papel crucial, liderando el traslado de la locomotora desde Bogotá y asumiendo la responsabilidad de su transporte hacia su destino final en Cisneros. Además, los municipios de Cisneros y Santo Domingo han mostrado una total disposición y apoyo para convertir este proyecto en un hito histórico y cultural.
La Corporación CORFETURS, como promotora de proyectos turísticos y sostenibles en la región, fue fundamental en la gestión e impulso de este emprendimiento, con miras a dinamizar el desarrollo local. A este esfuerzo se suma el trabajo visionario de Carlos Andrés Rojas, exalcalde de Cisneros, quien desde el inicio brindó su respaldo incondicional para materializar esta iniciativa.
El sueño comenzó con José Molina, quien, inspirado por su experiencia en el túnel de La Quiebra, movió cielo y tierra para alcanzar este hito. Su incansable dedicación fue clave para unir voluntades y convertir una idea en realidad.
Finalmente, Steve Cossey, cuyo amor por las máquinas y su legado ferroviario fue el motor para que creyera en el proyecto de José. Gracias a su confianza y generosidad, la Locomotora #8 fue entregada en comodato, garantizando que esta joya se preserve como patrimonio vivo para la comunidad y como un homenaje a los tiempos dorados del ferrocarril.
Cada uno de estos protagonistas ha dejado su huella en este proyecto, demostrando que, cuando se unen esfuerzos, los sueños pueden convertirse en realidades que transforman comunidades y reviven historias que nunca deberían ser olvidadas.
La Locomotora 8 fue construida en el año 1921 por “The Baldwin Locomotive Works” en Philadelphia E.U. Actualmente se encuentra en Cisneros Antioquia.